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Entradas

Taichí chuan. Serie Armonía.

En esta obra observamos cómo el artista juega con las formas, el equilibrio y el espacio, desafiando nuestros sentidos y nuestra experiencia vital. La composición se convierte así en una metáfora visual del flujo de energía, la calma interior y el delicado equilibrio entre la fuerza y la suavidad. El mensaje se intensifica a través del color: el amarillo evoca la energía vital en expansión; el rosa suave, la serenidad emocional; el rojo, el calor interno generado por el movimiento lento y controlado; y el verde, el equilibrio entre la acción y la relajación. Las pinceladas, cortas, visibles y superpuestas, sugieren un flujo energético continuo, semejante a la respiración del taichí. Las pinceladas direccionales acompañan la forma del cuerpo y transmiten una visualización pictórica de la energía que fluye a través del movimiento.  Natalia.  
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Mujer misteriosa. Serie Arcoiris.

En este cuadro se representa a una mujer misteriosa. La selección de colores es intensa y muy llamativa. Su rostro, la única parte del cuerpo claramente definida, aparece trazado con líneas sencillas: la boca, la nariz, los ojos y una única línea que sugiere las cejas. La expresión es triste, casi como si estuviera al borde del llanto. Esta sensación se refuerza con las lágrimas insinuadas, el azul de sus ojos y los tonos que envuelven su ropa. Los trazos, a veces largos y precisos, otras cortos y difuminados, se expanden en todas direcciones, sin un rumbo fijo. Los colores se mezclan con gran fuerza y contraste, dando al conjunto una carga emocional intensa. El cuadro transmite tristeza, ira y rabia contenida, como si la mujer llorara por dentro mientras, por fuera, todo ardiera a su alrededor. Natalia.

Fist bump. Serie Arcoiris.

 Este cuadro, lleno de vitalidad, es una auténtica celebración de la alegría y la amistad. Sus formas y colores nos transportan a planos únicos, casi tridimensionales o incluso oníricos, donde surgen desde la nada fragmentos reconocibles que despiertan la imaginación. Las figuras geométricas del rostro, el cabello y la paleta viva de tonos construyen un personaje que recuerda a un robot amistoso, extendiendo su puño en un gesto universal entre amigos: el clásico choque de puños. Sin proponérselo, la obra nos invita a reflexionar. La idea de convivir con robots ya no parece ciencia ficción. ¿Estamos preparados para tratarlos como iguales, o preferimos que sean simples herramientas destinadas a facilitarnos la vida? Natalia.

Bendición

 Esta obra de arte sorprende por el fuerte contraste de colores y por la cruz que forma los ojos y la nariz del protagonista. El marrón, denso y oscuro, envuelve la figura casi por completo, dejando algunos espacios en blanco que evocan el desgaste del tiempo, como si se tratara de un fotograma antiguo que comienza a desvanecerse. La ropa, de tonos claros, contrasta con la intensidad cereza de las manos. La cruz en el rostro, el alzacuellos que se intuye aunque no se vea directamente, y las manos entrelazadas en un gesto sereno y meditativo, nos remiten a la imagen de un sacerdote. La obra invita a reflexionar sobre la bendición que supone tener personas en quienes apoyarse: familia y amigos que están siempre ahí, dispuestos a ofrecer un abrazo cálido sin necesidad de pedirlo.   Esta pintura ya tiene dueña. Es el precioso regalo que me hizo Iñaki el día de mi cumpleaños. Me llena de gratitud y bendición contar con vosotros, mis compañeros de Bluritup. Natalia.

Hombre. Serie Círculos.

 De una combinación escueta y original de colores emerge una figura en la que el cuerpo se sintetiza en una gran esfera formada por capas de color dispuestas de manera concéntrica. La obra combina con naturalidad elementos abstractos, simbólicos y figurativos. Las líneas, simples y estilizadas, construyen planos y volúmenes que sorprenden por la fuerza del efecto logrado. La línea negra que desciende desde la figura resulta enigmática: en diálogo con la esfera, puede evocar un útero unido por un cordón, o incluso una vejiga en proceso de vaciado. Su ambigüedad añade profundidad y abre múltiples interpretaciones. Natalia.

Elisa.

Elisa es un cuadro que muestra a una joven representada en el estilo característico de Iñaki: una paleta de pocos colores, contrastes marcados y formas que vibran entre sí. Los colores parecen jugar y desplazarse libremente, saltando de un rincón a otro de la obra sin la intención de imitar la realidad. Las formas, sin una cohesión estricta, parecen suspendidas en un movimiento continuo, como si aún buscaran su lugar definitivo. El rostro es la zona donde el artista ha depositado más tiempo y capas de pintura; en él se perciben matices que aportan ternura y sensibilidad a la figura, en contraste con el resto de los elementos del cuadro, extendidos con gestos más rápidos y decididos: los dedos, el fondo lila, los amarillos que acompañan la composición. Natalia.

El paseo otoñal. Serie Circulos.

 “El paseo otoñal” representa a una madre fantasma paseando con su niño por un parque en otoño. La explosión de colores de este cuadro impacta y evoca las hojas amarillas, púrpuras y marrones; el olor a petricor tras la lluvia y el frescor de la mañana. El contraste entre la nitidez del segundo plano y la borrosidad y opacidad del primero sorprende por su originalidad y su fuerza estética. La composición despierta una mezcla de emociones inesperadas: alegría y melancolía, admiración y ternura.