Mami, mírame
En esta obra de Iñaki se aprecian dos tipos de
contrastes: de color y de acabado.
Si nos centramos en los colores, observamos
una contraposición entre tonos intensos —como el rojo y el negro— y colores
suaves, como el blanco y el rosa.
Por otro lado, se enfrentan zonas bien
definidas, como el rostro de la madre y el fondo rojo, con otras más difusas,
como el rostro del niño y el área en negro.
Fuerza y fragilidad, perfección y proceso:
estas cualidades opuestas atraviesan nuestra mente para llegar directamente al
corazón.
Seguramente, a partir de ahora, prestarás más
atención a los gestos de los niños cuando desean captar la mirada de su madre.
Con ambas manos, toman su rostro y lo orientan hacia el suyo, acompañando el
gesto con un torrente imparable de palabras que comienza así: “Mami, mírame…”
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