Fisiognomía y caricaturas



CARICATURAS 2

Es interesante observar las caricaturas de Iñaki, cada una con su carácter particular. Cuando crea alguna, piensa en una persona concreta. 

Desde los tiempos antiguos, la gente vinculada al arte y la filosofía ha sostenido la teoría de que la apariencia exterior de los hombres y las mujeres tiene relación con su mundo interno, con su alma y sus pensamientos. 

Es fascinante comparar las caras de las personas que encuentras en tu camino, descubriendo el grado de parentesco entre ellas: hermanos, padres o hijos. Incluso algunas parejas, que llevan mucho tiempo juntas, tienen cierto parecido. A lo mejor, esto se debe al hecho de que comparten las mismas experiencias vitales y llegan a pensar y actuar de la misma forma; por esto, sus emociones encuentran reflejo en las mismas arrugas de expresión. 

En este contexto aflora el tema de todos los tiempos: ¿Qué es más importante, la belleza interior o exterior? 

Se ha hablado mucho sobre el tema, se han escrito libros y se han rodado películas. La cuestión es que cada uno tenemos que encontrar nuestra respuesta y no vale copiar.

 Es difícil separar el legado genético del carácter de una persona; probablemente, van de la mano. Heredamos de nuestros padres no solo la altura, o forma de la nariz, sino, tal vez, también la forma de ver la vida, de ver el vaso medio lleno o medio vacío. 

Más que de los rasgos físicos, deberíamos preocuparnos por la salud de nuestros pensamientos. Cuanto más positivos y alegres seamos, más relajada será nuestra cara y tendrá un mejor color. 

¿A quién no le ha pasado alguna vez encontrar contradicciones entre la belleza interior y exterior?

 Por ejemplo, después de conocer a alguien, te parece la persona más encantadora del mundo, cuando en otras circunstancias no te fijarías en ella.

 O al revés, después de unos minutos de conversación con gente de belleza clásica y rasgos muy llamativos, te dan ganas de salir corriendo, ya que te hace sentir de mal humor.

 Estamos acostumbrados a juzgar a las personas por su apariencia, por su vestimenta. Pero si pensamos mejor, en la variabilidad está el poder de las especies de adaptarse a los medios y condiciones existentes, por lo que la diversidad de rasgos, por lógica, debería aceptarse como algo natural. Cuanto más diversos seamos, mejores opciones de supervivencia tendremos.

 Esta diversidad de las personalidades se capta muy bien por el autor, que transmite de forma eficaz no solo su percepción del mundo, sino te hace valorar si esto coincide o dista de tu punto de vista.

 

Natalia.

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