Bailarina

 

Dibujo en estilo Art Brut, lápices de colores y bolígrafo

EL TÍTERE

Este dibujo cautiva la mirada por su movimiento y elegancia; es una bailarina en danza. 
Siguiendo las líneas curvas de su cuerpo se perciben unos hilos, casi invisibles, lo que hace pensar que no se trata de una simple bailarina, sino de un títere. Solo entonces se comprende la tristeza de su rostro, y el corazón, que se aleja, evoca a una perdida...

Vivimos convencidos de que somos dueños de nuestros pensamientos y acciones. ¿Realmente es así?

Somos seres sociales y, como tales, necesitamos formar parte de un grupo. Buscamos amigos o gente que piense igual que nosotros para enriquecer nuestras vivencias o simplemente para pasarlo bien.

Nuestro primer contacto con la sociedad  ocurre a través de la familia. Los padres, los hermanos, abuelos, tíos y primos son los que moldean nuestra actitud en la vida: pueden transmitir que somos inteligentes y únicos, o nos enseñan ser del montón. Ellos son los que ajustan nuestra escala de valores del bien y del mal. La vida será más fácil si nos ha tocado una familia acomodada, pero será difícil escapar de la pobreza y marginalidad. 

Más tarde, tendemos a elegir amigos entre lo que hay. Tenemos pocas opciones: o intentar congeniar con alguien o estar solo. La forma de ver la vida de nuestros amigos tiene impacto en nuestra personalidad; llegamos a  compartir sus gustos, su forma de ser. Y esto es recíproco, preocupándonos por ellos, tendemos a influir en sus decisiones. 

La responsabilidad de educar e inculcar valores tradicionalmente se comparte entre la familia y el colegio. Los profesores intentan abrir las puertas al conocimiento, al pensamiento crítico. Es difícil conseguirlo cuando el niño está preocupado por las circunstancias de su familia o tiene hambre. 

La sociedad de un pueblo o una ciudad, o del país en general, ejerce su influencia en nosotros. Nos enorgullece formar parte de ello o queremos escapar en cuanto nos surge la oportunidad. 

Algunos se preocuparán solo por su vida y otros soñarán con cambiar el mundo, hacerlo un poco mejor para los suyos y los demás.

Los medios de comunicación son las herramientas de contacto y de manipulación bastante eficaces, capaces de encaminar la opinión social en una dirección deseada.  

Somos libres de elegir nuestras fuentes de información, pero una vez más, la elección está limitada a lo que hay. En internet, las opciones son muchas. Nos identificamos con las personas que nos gustan, nos dejamos aconsejar o influir por ellos. 

Si paramos a analizar nuestros gestos y opiniones, ¿seremos capaces encontrar algo nuestro? Algo que no sea del padre o de la madre, de un amigo o del último programa de actualidad... que salga de lo más profundo de nuestro ser, producto de nuestro pensamiento y conversación con uno mismo. Nos merecemos este diálogo interno, merecemos encontrar y valorar algo nuestro, así como valoramos las cualidades de los demás. Y quién sabe, a lo mejor así perderemos los hilos invisibles que dirigen nuestros movimientos.

Natalia

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