Abeja
“Como siempre cojo el
lápiz y empiezo a dibujar, sin saber exactamente lo que va a ser. Me gusta
dibujar, me ayuda a pensar.
Ya es verano, me vino a
la mente el último día en la playa del año pasado. Era una tarde agradable, un
poco fresca, sin embargo, el agua era todavía cálida. Quería despedirme del mar
y grabar en mis recuerdos las caricias de las olas, el paso tranquilo de las
nubes y el amanecer, que tanto me gusta.
En el agua vi una abeja y
sin pensarlo dos veces le ofrecí la mano, para que no se ahogue. La estaba
observando, como se estaba recuperando. Poco a poco empezó a subir sobre la mano,
cada vez más arriba. En vez de salir del agua, para buscar una hoja o un
palito, para que la abeja pueda salvarse, me asusté y sumergí mi mano en el
agua.
Lo que pasó después no
era ninguna sorpresa. La abeja se asustó, se agarró a mí y clavó su aguijón en
mi brazo. Ya está. El rescate ha fallido, la abeja no se salvó.
Con sorpresa observo como
lo que acabo de dibujar era la abeja de otro día. Se desprende de la hoja y empieza
a dar vueltas, como intentando comprender dónde está. Acerco la hoja a mi cara,
buscando sus ojos.
Ajena a mis emociones, la
abeja sintió la corriente de airé y voló, escapando por la ventana abierta.
Me quedé inmóvil,
intentando asimilar lo que pasó. ¿Pasó de verdad, o es fruto de mi imaginación?
Podría dibujar otra abeja, aunque seguramente no saldría tan bien como la
primera vez, mejor no.
Empiezo a dibujar un
campo abierto, con muchas flores, con el cielo turquesa y nubes de algodón. No
tengo prisa, quiero que salga bien. Hay montañas de fondo. Poco a poco todo
cobra vida, empiezo a sentir el embriagador olor de las flores, una ligera
brisa trae el sonido del aleteo de las libélulas, mariposas, moscas y abejas.
De repente, mi di cuenta que, si todos invaden mi habitación, puede ser un
problema ¿podrían sobrevivir?
Dejo los lápices sobre la
mesa y empiezo a acariciar el dibujo, me está llamando.
Mi mano se hunde en él, siento
el tacto de las flores y de la hierba. No quiero pensar, me adentro cada vez más.
Es sorprendente, como
aquí todo es real, no parece dibujado.
Todo lo que toco, me devuelve
el cariño, que nunca antes sentí. Es como estar en armonía completa con todo.
Una vocecita intenta
advertirme, que puede ser peligroso, puede que nunca podría volver. La aparto, no
pinta nada aquí. “
Natalia.
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