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El Payasito


En colores llamativos se presenta esta caricatura alegre de Payasito. 

Pelirrojo, con una sonrisa de oreja a oreja este personaje aparece de la nada, representado por unas pocas líneas y unos cuantos colores. Como es característico de las caricaturas de Iñaki, los ojos del Payasito incluyen elementos decorativos muy particulares, en este caso son figuras geométricas, que se reproducen además en la nariz y en la parte derecha del dibujo.

“Es un espléndido día de primavera. Los arboles se han llenado de tiernas y brillantes hojas, que bailan alegremente movidos por una ligera brisa. Los gorriones se bañan en el polvo, acicalando sus plumas y esperando la inminente lluvia.

Un niño, de unos 9 años, esta observando esta ardua actividad detrás de la ventana. Parece absolutamente absorto por el espectáculo, pero no es así. Su cuerpo esta obligado estar inmóvil en clase, pero su mente está en varios sitios a la vez.

Se trata de Payasito, el hijo de una pareja de contorsionista y acróbata del Circus. Durante decenas de años buscaban un hijo, y, cuando exhaustos finalmente se han resignado, la vida les regaló un precioso niño.

Curioso, travieso y alegre el más pequeño miembro de la familia Circus ha conquistado los corazones de todos. El niño estaba fascinado por los payasos, los seguía por todas partes, desde que empezó andar. Todos lo llamaban Payasito.

Cuando tenía unos tres años, animado por la musica que sonaba mientras preparaban la escena para el siguiente número, el niño salió a la escena.

 Todos estaban ocupados, cambiando con frenesí los decorados y no se percataron de que el niño se coló en la escena; solo las ovaciones y gritos del público enloquecido les hicieron levantar la mirada. Querían averiguar la causa de tal alboroto. Incluso el Director del circo se asomó detrás del telón.

El Payasito estaba bailando y animando el público a aplaudir. Imitando los movimientos de los payasos que vio miles de veces  e improvisando con la gracias, propia de su edad, el niño irradiaba felicidad absoluta. 

A partir de entonces, el espacio de cambio de escenarios estaba reservado para sus actuaciones.

Según avanzaba su edad el niño perfeccionaba sus números y su mente desarrollaba nuevas ideas de forma continua. 

Como ahora, con la mirada clavada en uno de los gorriones el niño escuchaba las explicaciones de la maestra y pensaba en su próximo número. 

Señorita Alexandra explicaba los estados de la materia: como las partículas en estado sólido son inmóviles, como se mueven de forma ordenada en estado líquido y como quieren ocupar todo el espacio, cuando están en forma de gas. 

Las palabras de la profesora cobraban vida en la mente del niño, transformándose en  unas imágenes a todo color, que se entrelazaban con los recuerdos de Payasito: de una botella estallida en el congelador, del agua que corre entre sus dedos y del vapor sobre la olla, cuando su madre preparaba la pasta. 

Las primeras gotas de lluvia golpearon la ventana, refrescando el aire y arrastrando el polvo. Por fin,  todos los movimientos se ordenaron uno detrás de otro cobrando la forma definitiva su próximo número. Tenía cierta dificultad, pero él sabía como conseguir el resultado esperado.

El Payasito seguía observando la lluvia, no cambió su postura ni pronunció ni una sola palabra, solo la sonrisa de oreja a oreja y las chispitas en sus ojos reflejaron su emoción.”

Natalia 

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