Robots


 Con una paleta limitada a cinco colores y trazos sencillos, Iñaki logró representar unos personajes muy peculiares que parecen ser robots.

En esta obra, Iñaki utilizó un bolígrafo azul y rotuladores, repasando casi todas las líneas dos veces, a veces con el mismo color y otras con dos colores, obteniendo un resultado muy estético. Los colores son cálidos y optimistas.

El artista juega con la percepción del espacio, creando un juego óptico con líneas que fluyen inesperadamente, desafiando la continuidad convencional.

Uno de los robots, que ocupa la parte central del dibujo y está de perfil, tiene flechas en el cuerpo, sugiriendo un constante movimiento. Aparentemente, tiene solo un ojo que engloba la letra G.

A la derecha del cuadro, otro robot nos mira directamente. Solo se revela una fracción de su rostro: un ojo esbozado con dos líneas paralelas, el otro, un círculo atravesado por una flecha, junto a una nariz y boca reducidas a meras incisiones. Su cabeza está cubierta por una especie de gorro, sobre el cual se pueden discernir dos letras, Y y Z, insinuando su rol como maestro de cálculos.

En el ángulo inferior izquierdo, se visualiza parcialmente un dispositivo, tal vez un emisor de luz o de sonido, que parece establecer un diálogo silencioso con los robots.

Un aura completa rodea al robot G, mientras que un resplandor parcial abraza al robot YZ.

“Vivimos en tiempos donde los avances tecnológicos son muy rápidos; el uso de la Inteligencia Artificial y robots es una realidad.

Incontables horas se han dedicado a debatir estos avances desde múltiples ángulos, cuestionando nuestra preparación ante los riesgos emergentes para la privacidad, la influencia en la opinión pública y el comportamiento de consumidores y electores, así como nuestra habilidad para distinguir entre lo real y lo artificialmente distorsionado.

La posibilidad de que los robots y la Inteligencia Artificial reemplacen a los humanos en diversos empleos es una preocupación legítima. No en vano, estas tecnologías se nutren del vasto conocimiento humano para formular sus respuestas.

Pero, como en todo, el miedo es mal consejero.

Debemos, por tanto, aprender a incorporar las nuevas tecnologías en nuestro trabajo, buscar nuevas oportunidades en mejorar el perfil laboral y, quizás hacernos las preguntas más adecuadas: ¿Cómo cultivar el pensamiento crítico? ¿Qué capacidades humanas nos hacen irreproducibles?”

Natalia

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