La joven en la piscina

 

EL CUENTO DE UNA SIRENA

"Me gusta salir de noche a la piscina. La luna indica el camino y las chicharras me acompañan con sus cantos. La noche es tranquila y fresca. El sonido viaja lejos y llena todo el espacio.

Busco mi reflejo en el agua. No me falla, está allí. Me parece ver que en el reflejo tengo cola y veo peces nadando alrededor. Cierro los ojos e imagino cómo me sumerjo en el agua y surco las aguas, pero no de la piscina, sino las del río, para llegar al mar.

Examino mi cuerpo, está cambiado. Mis manos son fuertes y el cuerpo es pura fibra. Las escamas comienzan en la cintura, son grandes y resbaladizas. La aleta caudal tiene un tamaño considerable, es más ancha que mis hombros. Detrás de las orejas tengo las branquias. Hago la prueba de respirar bajo el agua. 

Sorprendentemente, funciona, y me invade una sensación de felicidad por las nuevas experiencias. Me muevo rápido y en silencio. No quiero parar.

Me gusta cómo el agua envuelve mi cuerpo y lo empuja. Algunos peces intentan seguirme, pero no pueden llevar mi ritmo. Por fin llego al mar.

Dejo de nadar y miro a mi alrededor. Las estrellas están por todas partes, arriba y abajo. Respiro hondo. El aire fresco llena mis pulmones.

Me quedo tumbada boca arriba. Cierro los ojos y dejo que el agua me mueva de un lado a otro. Quiero quedarme un poco más así.

De repente, con todo mi cuerpo percibo un sonido, parece una llamada. Es una preciosa melodía que se funde con el sonido del mar. Comprendo que hay muchos misterios por descubrir aquí fuera. No tengo miedo; la inmensidad del mar y de la noche no me asustan.

Pero tengo que volver por ahora. Me están esperando en casa.

Prometo volver mañana."

Natalia


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