Hola
En el siguiente dibujo, ejecutado con ceras de colores, rotulador marrón y bolígrafo azul, podemos observar a una persona, que encuadra con las manos su campo visual, posiblemente mira por la ventana, intentando ver qué es lo que pasa en interior, buscando que su sombra neutralice los reflejos del vidrio y discernir mejor lo de dentro.
Una parte de su cara está cubierta por una máscara, lo que le permite sentirse anónima, observar, y, quizás, expresarse sin reservas.
Esta vez, disponemos de la copia intermedia del dibujo y su versión definitiva, lo que hace más comprensible el proceso creativo de Iñaki, la importancia de las últimas pinceladas que, a su entender, permiten concluir que el cuadro esté terminado.
El contorno del cuello, la forma asimétrica del pelo le aportan al dibujo movimiento, y el sombreado un contraste de luz.
Pero lo que asombra es la invitación a pensar, cómo se sienten los seres observados por nosotros, los humanos. Los animales, los insectos y las plantas. Cómo es vivir, sin intimidad, expuestos a la constante vigilancia. Durante nuestras vidas, a veces, sin querer, nos damos cuenta como observamos las danzas nupciales de las palomas o el apareamiento de los insectos, la puesta de huevos o nacimientos de los animales e insectos, que, posiblemente molestos por la falta de intimidad, siguen con sus vidas, sin querer desperdiciar ni una sola oportunidad de perpetrar su especie.
Nos sentimos con derecho de seguir mirando, sin apartar la mirada, ansiosos por saber cada vez más sobre el mundo que nos rodea. Nos falta concluir este conocimiento, el final lógico debería de llevarnos al amor incondicional y el respeto por la vida.
Más abajo se puede observar la parte de atrás de este dibujo. El autor experimenta con la combinación de números, signos y palabras, descubriendo hacía dónde le llevan sus pensamientos.
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