El estilo de dibujo es simple y representa una caricatura. El retrato está realizado con líneas orgánicas, es decir, con líneas curvas y sin acabar en punta. Las únicas partes de su cara que no presentan estas líneas son las orejas y la boca.
El personaje no expresa ninguna emoción, no solo por su boca recta, sino que también por su cara libre de muecas. Tampoco presenta pelo, y su barbilla definida, acaba en el cuello. Lo interesante de su cuello y hombros es que se representan por tres líneas, esto le da una cierta perspectiva, ya que la línea trasera le da profundidad y movimiento, al ser tan clarita y finita.
El hombre tiene unas gafas, probablemente de sol, ya que son opacas y no se le pueden ver los ojos. Estas gafas presentan unas patillas que se le meten al hombre por las orejas, como si se las estuviese guardando o protegiendo los oídos. Las orejas, dibujadas hacia dentro, también podrían expresar que la persona no quiere saber nada de nadie, está encerrado en sí mismo y no quiere escuchar.
O, a lo mejor se trata de un nadador, con un gorro de silicona bien ajustado, para que el pelo no se les salga, y con las gafas de natación…
La obra está hecha a carbono sobre papel, con trazos rápidos y sin vacilar. Al estar hecho de este material las líneas son muy finas y no tienen textura.
La obra me recordó un cómic que me leí hace unos años sobre una persona a la que le operaron para
poder desarrollar su sexto sentido. Esta operación consistía en un agujero
hecho con un taladro en la parte frontal del cráneo. El sexto sentido que el
personaje desarrolló fue poder ver las debilidades de las personas, es decir,
él no veía a la gente de forma normal, sino que la veía como monstruos que
representaban esas debilidades. En un caso, se encontró con una mujer que tenía
las orejas metidas hacia dentro, como en el retrato, y esto representaba su
falta de interés hacia el criticismo y las opiniones de los demás.
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