El bailarín

Dibujo Art Brut

Este dibujo llama la atención por su estética particular.

El único personaje representado es una persona en movimiento.

Es un hombre con bigotes y perilla, calvo y con un gorro cónico de color azul, como sus pantalones. Su atuendo es bastante original, tanto en la forma, como en la combinación de colores.

La camisa es de color marrón claro con los botones rojos, que combina con un chaleco marrón oscuro de aspecto rígido y de cuello abierto. El chaleco y el gorro recuerdan de alguna forma al hombre de hojalata...

Los pantalones azules también llevan los botones rojos y unos parches marrones, que combinan con zapatos del mismo color.

La figura del hombre está rodeada por dos líneas verdes, como si se tratase de una pegatina.

Parece que el movimiento es lento y rotativo, es un artista, bailarín o actor...

“Me encanta actuar. Sentir como los espectadores reaccionan a mi interpretación, como aguantan la respiración o exclaman.

Cada día revivo la misma historia, pero de forma diferente, el público es diferente. La sala está a oscuras, no veo a nadie, pero me siento observado y quiero darlo todo, para convencer los espectadores de adentrarse en la aventura y seguir mis pasos.

No puedo relajarme ni un minuto, ni despistarme. No puedo perder esta conexión con el público. Es una confidencia, que se puede convertir en una falsedad si se interrumpe la seducción.

Se ha acabado la obra. La gente está aplaudiendo. No quiero irme antes de verlos a todos. No veo a nadie bostezando, al revés, están muy agitados.

Nos despedimos y se baja el telón.

Antes de dormir repaso el día. No ha ido nada mal. Me pregunto si podría hacer otra cosa en la vida, posiblemente sí, pero no sería tan feliz. El camino no ha sido fácil y no durará para siempre, me dice una vocecita que intento ignorar. No importa, hoy ha ido muy bien. Quiero recordar las caras del público unos minutos más.

Y ahora a descansar. Intento calmar mi mente, apagar las luces de la escena, trasportarme a otro sitio, a la playa nocturna.

Extiendo todo mi cuerpo, captando el frescor de la noche, que me envuelve poco a poco. El vaivén de las olas marca mi respiración. Algunas de ellas llegan hasta las rodillas, arrastrando la arena hacia el mar. Estoy tranquilo, sé que el agua no subirá más, se contentará con acariciar mis piernas y mis manos. Observo la luna y las estrellas, que se cubren parcialmente por una nube. Vuelvo a cerrar los ojos, para sucumbir a la tranquilidad de la noche de verano.”

Natalia.


Comentarios

  1. El dibujo y su relato nos transporta, en una noche de verano, al mundo de los sueños.
    Un placer.

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