La reina
Las caricaturas de Iñaki llaman la atención por su imaginación. Son diversas, abundantes y cautivadoras.
Unas líneas
rápidas y decididas plasman sobre el papel una cara, que en cuestión de
segundos toma su forma definitiva, quedando encerrada en un marco óvalo, que
podría representar un cuadro, un espejo o un colgante.
Una puerta a otra
realidad o un cuento, captando el momento cuando la reina está oliendo algo...
"Es
miércoles, después de semanas de sufrimiento y dolor y en contra del pronóstico
del médico real, me siento mejor. Las pesadillas, la fiebre y el mareo se han
quedado atrás, junto a las lamentaciones y despedidas. No quería ver a nadie, deseaba
estar a solas con mis pensamientos, abandonándome al destino.
Siento el deseo
de levantarme y salir fuera. Me levanto de la cama con cuidado, ya que me
siento todavía débil.
Salgo al jardín.
Después de despedirme de este mundo es maravilloso volver a descubrirlo. Los
primeros rayos del sol tiñen las nubes en infinidad de tonalidades de rojo y
naranja, rescatando poco a poco de la oscuridad los árboles y los arbustos. Lo
que hace pocas semanas era nudo y gris se ha cubierto de hojas tiernas y
brillantes, intercalados entre las flores, a punto de abrirse por las caricias
del sol.
El canto de
ruiseñor llena todo el espacio y me hace contener la respiración. Las hojas se
agitan con cada soplo del viento, embrujando con su sonido e invitando a
quedarse observando este movimiento para siempre.
Cierro los ojos,
para sentir las caricias de la brisa en mi cara, levanto las manos con los
dedos abiertos, para dejar pasar el aire, como los árboles lo hacen con sus
hojas.
El perfume sutil
y embriagador llega a llenar mis pulmones, dejando el sabor dulce del néctar sobre
mis labios. Alcanzo sin pensar un racimo de las flores blancas de acacia e inspiro
su aroma. Son sedosas y frágiles, sumerjo completamente la cara para perderme
en tanta ternura, si es un sueño, no me quiero despertar…
Observo el cielo,
recuperando su color azul zafiro con algunas nubes inmaculadas y prometiendo un
día perfecto.
Me acerco al
estanque. El agua está tranquila y refleja concienzudamente el cielo, sin
perder ningún detalle. Mis dedos son incapaces de resistir la tentación y
surcan la superficie del agua, comprobando que el agua es tan fría, como parece.
Es bello vivir."
Natalia
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