La llave maestra

Caricatura Art Brut

 “- Jo, otra vez sin terminarme la cena. 

Me ha pasado más de 600 veces, pero cada año me pilla por sorpresa: comiendo, estornudando, en el baño…

- Pelayo, céntrate.

Con la mano derecha cojo la llave y me suelto del árbol. La primera vez me ha costado muchas horas, no sabía como descolgarme. Y es lo bonito de todo esto, puedes ir intentando muchas veces, importante tener una buena memoria para recordar las mejores opciones.

El señor feudal me ha hecho un favor, condenándome a la muerte por el ahorcamiento. ¿Y por qué? 

- Pff, por pasarme en elogiar el seno de su hija. Es lo que pasa, cuando a un poeta visita la musa. Si ni siquiera me gustaba.

Ahorcándome, al parecer, me quitó todas las cargas y no sé si puedo vivir eternamente, pero ya llevo unos cuantos siglos y es una buena señal.

El primer susto me lo llevé cuando quise vengarme del que ordenó mi muerte. Menos mal que me limité a asustarlo. Me han desaparecido dos dedos de la mano izquierda, es un toque de atención, de que no hay que actuar con maldad.

No he descubierto todavía, cual es el sentido pasar una noche al año en este mundo. Me limito a desfrutarla. Observo como mi tierra cambia año tras año, como cambia una época tras otra. Últimamente los cambios son muy rápidos, pero bueno, no es tan fácil sorprenderme a estas alturas.

Lo que sí descubrí, es que tengo que elegir muy bien la persona a la que voy a regalar esta flor. Es bonito observar al año siguiente como cambia su vida. La primera flor se la regalé a mi madre. Estaba destrozada por mi muerte, pero al año siguiente estaba sana y bella. La suerte la acompañó toda su vida. Después fue mi mejor amigo, un mendigo, un niño enfermo…

Y lo mejor viene después. La llave maestra abre cualquier mundo. Me ha costado pillarle el truco, pero ahora es pan comido. A algunos he vuelto una y otra vez, y a otros nunca. Puedes elegir lo que quieras, volver a empezar o realizar cualquier deseo. He sido un feudal, un rey (de los buenos claro) un mendigo, un actor, de todo lo que se puede imaginar. Con veintiún años pasé de sentirme un hombre hace unos siglos a un adolescente en actualidad.

Me queda descubrir algún misterio más. ¿Por qué no me he encontrado con ninguno como yo? En mis tiempos se colgaban muchos…”

Natalia.

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