Edvard



 
Caricatura en color estilo Art Brut

“De repente, un estruendo ensordecedor retumbó detrás de mí. Las piedras rebotaron por las paredes, alcanzándome y obligándome a acelerar el paso. Una enorme polvareda se levantó, indicando que ya no había vuelta atrás, solo se podía seguir adelante.”

¡Vaya! ¿Qué es esto? Un dibujo… Alguien lo habrá dejado dentro del libro. No es que me pase mucho, pero a veces ocurre encontrar hojas o separadores de páginas, nunca dinero, jeje. Esto solo pasa con los libros de la biblioteca.

Pues no está nada mal, es interesante. La cara es un poco asimétrica, la nariz grande y los labios bastante particulares, como si hablara con florituras… Hay una cicatriz en la mejilla derecha y la letra E en el ojo.

¡Bah! Si es Edvard, el prota del libro. ¡Qué pasada! Al parecer, no soy la única a la que impresionaron sus aventuras. Y este remolino de pelo, que se parece a una llama de fuego, alude a un espíritu aventurero. Las rayas debajo de la barbilla son como pequeños signos de exclamación que gritan: ¡EURECA!

El pelo rubio y largo… No hay duda, es él. Tantos elementos decorativos esparcidos por el dibujo, aquí y allá, condimentan la caricatura. Un estilo bastante original.

¿Habrán dejado el dibujo por casualidad o aposta? Sería para animar a la gente a que plasme sus impresiones… como un tweet o comentarios en la red… Me gusta, recojo el guante.

Tengo que buscar el carboncillo, lo tendré todavía en algún sitio. Me apetece dibujar la escena donde Edvard va de noche, empujado por el viento y guiado por la luz de la luna. Las siluetas de los árboles que sucumben a la fuerza del aire, la sombra de pesadas nubes y el río que refleja la luna. Ya tengo la imagen. Infinitas tonalidades de negro, gris y amarillo. Voy a tender un puente hacia esta caricatura y dibujaré una melena amarilla que ilumine el dibujo como una antorcha. Me siento inspirada. Es verdad lo que dicen: “Si no lees no pasa nada, si lees pasan muchas cosas…”

Vale, dibujaré más tarde, en cuanto termine el libro…

“…Una enorme polvareda se levantó, indicando que ya no había vuelta atrás, solo se podía seguir adelante. La luz que indicaba el final del túnel se hacía más tenue, en media hora caerá la noche…”

Natalia.

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