Inesperadas emociones.
"El sonido de gotas
en el tejado y la ventana me despierta. Es una lluvia tranquila.
Sin abrir los
ojos, intento comprender qué día es hoy. Es sábado, me espera todo el fin de
semana por delante. No tengo que ir a trabajar, ni hay necesidad de alejar esta
tranquilidad y esta tristeza que se cobijan dentro de mí. Respiro
profundamente. Lejos de irse, la tristeza se acomoda dentro de mí. No me
importa. Hoy me lo puedo permitir.
Abro los ojos y observo
cómo las gotas de lluvia se persiguen unas a otras. Me quedo mirando un rato cómo
cambian de trayectoria, buscando la de menor resistencia. Está nublado y se ve
poco allí fuera…
Preparo una
infusión a base de plantas y frutas que me regalaron hace poco. El delicado
aroma y un intenso sabor me calientan y arropan todavía más mi tristeza.
Definitivamente, no tiene la intención de irse; está a gusto.
Salgo a dar un
paseo por el parque.
No hay nadie; ni
siquiera los perros han conseguido llevar a sus dueños más allá de los
portales. Me fijo en cómo la lluvia acaricia las hojas de los árboles. Son
marrones; hay muy pocas amarillas o púrpuras. Algunas hojas no aguantan el peso
de la lluvia y caen sobre el suelo.
Respiro
profundamente, dejando que el aire fresco, con olor a petricor, llene mis
pulmones. Mis pisadas añaden el sonido de chapoteo al ritmo de la lluvia; me
gusta. De vez en cuando se oye el gorjeo de algún pájaro molesto por algo que
no le deja seguir adormilado…
La tristeza se
apodera completamente de mí; me siento plenamente fundido con este día lluvioso
de otoño.
Dejo que mis
pensamientos viajen libremente, acompañando las gotas de lluvia y las hojas que
caen cansadas al suelo.
Intento
comprender cómo los años han logrado pasar tan deprisa, dejando solo recuerdos,
más nítidos o borrosos, a los que recurro de vez en cuando para no olvidar…
Dejo que la
lluvia acaricie mi cara, apartando las lágrimas traicioneras. No importa, estoy
totalmente solo, no hay testigos de esta debilidad inesperada.
Estoy bien
abrigado; la lluvia y el frio no me asustan.
Pronto llegará el
invierno, que cubrirá con un manto impecable todo lo que alcanza la vista. No
habrá más color que el blanco, frio y plácido. No le tengo miedo. ¿Por qué
debería, si es algo tan natural?"
Natalia.
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