Liturgias del pasado
Este dibujo llama la atención, pues muestra una cabeza sin cuerpo.
Las líneas que la rodean tienen un doble
significado: por un lado, parecen esbozar un cuerpo y, por otro, simulan las
líneas del campo energético que conectan directamente con la cabeza y el
cuello.
“Mañana será el día de la verdad. Sabremos si
el proyecto de toda mi vida funciona o no.
Hace un mes que me separaron la cabeza del
cuerpo, temiendo que las metástasis pudieran inhabilitar mi cerebro y quitarme
la oportunidad de ser la primera mente traspasada a un cerebro artificial.
Para ser sincero, no sé si quiero que el
experimento funcione o no. En mi ambición de ser el pionero, me lancé a la
aventura sin pensar en las consecuencias.
¿Vivir para siempre para qué?
Para conocer todos los secretos del Universo-
no tarda en contestar mi ambición.
Pero para que todos puedan vivir para siempre,
generaciones y generaciones tendrían que afrontar los problemas que esta
tecnología traería consigo, como el de los recursos.
Estamos acostumbrados a exprimir la Tierra, y
no dudaríamos en colonizar la Luna o cualquier otro cuerpo celeste para saquear
sus riquezas. Todo con tal de satisfacer nuestro deseo de poseer.
He dado todo a este
proyecto, al igual que mis queridos alumnos, muy talentosos, pero sin vida
personal. Su vida es el laboratorio. Durante el último mes se han turnado para
acompañarme.
Observo cómo duerme Andrea, con la cabeza
sobre la mesa. Su sueño es superficial e intranquilo.
Me preguntaba si quiero que el experimento
funcione.
Por un lado, sí, así culminaría la segunda
fase: la prueba sobre un humano. Los experimentos en humanos están prohibidos.
Pero el destino quiso que la enfermedad me empujara a la única salida posible:
ser yo el voluntario para nuestro experimento.
Me parece justo. El creador tiene que probar
su invento. No podría sacrificar la vida de nadie para testar nuestra
tecnología.
No ha sido fácil vivir sin mi cuerpo este mes.
He renunciado a los sentidos del tacto y del gusto. No puedo moverme, solo
observar.
¿Cómo será vivir en una mente artificial?
¿Cómo sabré si sigo siendo yo?
¿Podré sentir el cuerpo robótico como propio?
Es un poco tarde para tener dudas. No me queda
otra que seguir adelante. El destino volverá a tomar el control y pondrá orden
en las cosas.”
Natalia
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