Aaron y la vida secreta de las cosas
"En un lugar no muy lejano, vivía un chico llamado Aaron, a quien parecía perseguirle una curiosa maldición: todo lo que tenía se rompía. Esta extraña suerte lo acompañaba desde sus primeros recuerdos.
Noche tras noche, Aaron escuchaba voces
susurrantes en su habitación, un misterio que su mente no lograba descifrar.
Ingenioso, ideó diversos métodos para atrapar a los culpables de sus
infortunios. Instaló un gran espejo y, en un acto de desesperación, colocó una
cámara de vídeo que grabase sin descanso, tanto de día como de noche. Sin
embargo, las imágenes no revelaban nada.
Una noche, las voces regresaron, y justo antes
de sucumbir al sueño, Aaron formuló un deseo: poder ver a aquellos que
conversaban en las sombras.
Al despertar, descubrió un mundo transformado.
Todo a su alrededor, la ropa, los objetos, incluso los alimentos, parecían
cobrar vida. Al abrir el periódico, dos grandes ojos le devolvieron la mirada…
Sobresaltado, cerró el diario de golpe.
El pobre Aaron creyó estar perdiendo la
cordura. Se sentó, cerró los ojos y escuchó. Los seres parlantes no se
percataron de su presencia y continuaron su charla:
—Ya está, me voy —anunció uno, emergiendo del
espejo.
—Vamos, quédate. No es un mal chico, solo no
sabe cuidarnos —replicó otro, que resultó ser una televisión.
—Prefiero irme a otro lugar; él no nos valora.
—Si te vas, el espejo se romperá y será
irreparable…
—No me importa, encontraré otro hogar.
—¿Y me dejas aquí, solo?
—¿Solo? ¿En una casa repleta de trastos?
—Sí, pero nadie, excepto tú, quiere ser mi
amigo…
Aaron, atónito, comprendió la verdad: las
cosas se deterioraban porque él no las apreciaba ni cuidaba. Sus espíritus las
abandonaban, y así se rompían.
Permaneció pensativo, indeciso sobre cómo
proceder. ¿Debía hablar con ellos o actuar como si nada ocurriese? Ignorarlos
no era una opción; tarde o temprano, todos se marcharían, como siempre lo
habían hecho.
Se dio cuenta del valor de cada objeto que le
rodeaba. Aaron decidió que trataría a todos como si fueran amigos, cuidándolos
y mimándolos para que perdurasen mucho, mucho tiempo."
Natalia.
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