Cuatro rotuladores y unos minutos han sido suficientes para plasmar esta expresiva imagen sobre el papel.
Los ojos, con contornos que simulan llamas, y
la boca de dientes apretados no dejan lugar a dudas: el miedo se transmite de
forma inequívoca.
Los colores rojo y azul del fondo, aplicados
con trazos rápidos en zigzag, dividen el dibujo en dos a modo de contraste,
revelando la mezcla de dos formas del miedo: rojo codifica la respuesta física
y visceral de lucha o huida, mientras que el azul representa el miedo emocional,
ligado a la soledad y la incertidumbre.
Las caras del protagonista y del observador se
refuerzan con segundas líneas, muy propias del estilo de Iñaki, lo que les
confiere una estética reconocible y particular.
Al contemplar este cuadro, una historia sobre
el Rey y el Paje surge sin esfuerzo, dejando que la mente vuele sin límites.
Natalia.
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