La obra “Insomnio” transmite un mensaje de
angustia y desasosiego. El cabello desordenado y los ojos enrojecidos hablan de
noches interminables sin descanso, mientras que las manos, surgidas de la nada,
evocan un nerviosismo latente.
La aplicación del color es intencionada:
dirige primero la mirada hacia el rostro y las manos, para luego llevarla al
fondo. La clara separación cromática de fondo, casi lineal, refleja la
voluntad de marcar la frontera entre la vigilia y el sueño, entre la claridad y
el abismo oscuro.
La representación es reconocible, pero
deliberadamente no fiel. Los trazos gruesos y expresivos revelan que Iñaki no
busca copiar la realidad, sino proyectar en ella sus pensamientos, emociones e
inquietudes.
Sin proponérselo, la obra nos interpela: nos
vemos reflejados tras largas noches en vela, cuando las horas pesan sobre la
cama y la oscuridad se vuelve insoportable… hasta que los primeros rayos de sol
nos liberan de la obligación de seguir en la cama.
Natalia.
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