En este cuadro se representa a una mujer misteriosa. La selección de colores es intensa y muy llamativa. Su rostro, la única parte del cuerpo claramente definida, aparece trazado con líneas sencillas: la boca, la nariz, los ojos y una única línea que sugiere las cejas. La expresión es triste, casi como si estuviera al borde del llanto. Esta sensación se refuerza con las lágrimas insinuadas, el azul de sus ojos y los tonos que envuelven su ropa.
Los trazos, a veces largos y precisos, otras
cortos y difuminados, se expanden en todas direcciones, sin un rumbo fijo. Los
colores se mezclan con gran fuerza y contraste, dando al conjunto una carga
emocional intensa. El cuadro transmite tristeza, ira y rabia contenida, como si
la mujer llorara por dentro mientras, por fuera, todo ardiera a su alrededor.
Natalia.

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