En este cuadro de gran formato, y a través del particular filtro cromático de Iñaki, observamos a una persona en reposo. Los colores intensos, casi improbables en este contexto, sorprenden por el conflicto visual y emocional que generan. El efecto es tan poderoso que invita de inmediato a detenerse y examinar los detalles para desvelar la intención del autor.
Poco a poco, los colores empiezan a vincularse
con el medio natural: la figura y su sombra se revelan como simples
“superficies reflectantes” del amarillo del sol naciente, que aún conserva los
matices violáceos de sus primeros rayos. El verde claro de las hojas tiernas,
el verde profundo de las hojas maduras y el azul marino del cielo mediterráneo
completan una atmósfera que armoniza lo humano con el entorno que lo envuelve.
Natalia.

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