Una historia infinita

Este dibujo se ha realizado sobre el papel de acuarela con bolígrafo azul, lápices y rotuladores de colores.

El cuadro refleja una casa de dos pisos.

Me gustan este tipo de dibujos, complejos y ricos en detalles. Representan una realidad alternativa, dónde los objetos interactúan de forma diferente al mundo que conocemos; dónde conviven varias opciones de un objeto, que se desvelan dependiendo de la perspectiva de la nuestra mirada. Vemos los mismos elementos, pero los interpretamos, según nuestra experiencia, incluso, dependiendo de nuestro estado de ánimo.

Vamos a adentrarnos un poco en la imagen. En la planta baja está el gallinero. Aquí se puede acceder con una escalera o un tobogán. Las paredes están muy decoradas con dibujos de un pájaro, una niña, hormiga y flores.

Llama la atención la presencia de mucha humedad, las goteras y paredes desconchadas. Sobre las paredes se observan una especie de cuadros ¿y si son las ventanas en realidad?

Si se tratara de cuadros podríamos pensar que el autor representa una casa subterránea. Cobra sentido tanta humedad, la araña colgando del techo, la hormiga sobre un montículo…

Si éstos son las ventanas, en este caso veríamos como el sol y los árboles se asoman a través de las mismas, incluso veríamos un edificio cercano. Y hay otro elemento que conecta la casa al mundo exterior, una puerta.

El autor utiliza los elementos tridimensionales, como las escaleras; la combinación del verde y amarillo sobre diferentes objetos y los tonos de azul del bolígrafo y del rotulador para representar las gotas aportan volumen y perspectiva al cuadro. Además, observamos cosas en movimiento, esto nos permiten averiguar la instantánea de hace un segundo y adivinar el siguiente movimiento. Es como estar en un dibujo animado.

Las líneas, que separan y unen a la vez, que pasan de un objeto a otro, que se interrumpen de forma inesperada; las flechas que indican arriba y abajo, todo esto nos hace sentir en uno de estos sueños, donde las cosas y eventos son surrealistas y nos confunden.

Podríamos oír el sonido de las gotas, cayendo en el suelo… ploc, ploc…la gallina… co, co… los pasos de los viandantes… tap, tap…

Me quedaré un ratito más. Me asomaré por la puerta y por las ventanas, sentiré el aire seco y cálido de fuera. Me sentiré a gusto en el frescor de la casa. Me tiraré por el tobogán, mirando desde arriba la planta baja, intentando sobreponer esta imagen a la de la vista desde el suelo. Me meteré por los recovecos, para descubrir lo que se ha quedado escondido detrás.

Natalia