El pastorcito
En este dibujo vemos como el autor experimenta con las líneas, intentando plasmar los reflejos de luz sobre la cara del niño, como disfruta con este proceso, logrando así unos elementos decorativos muy estéticos.
La combinación de colores refuerza este efecto y transmite un sentimiento de ternura hacia el niño. El verde de sus ojos y de la planta encuentra el reflejo en su pelo, en la punta de la nariz y su cuello. El rojo de los labios y de la planta enredadera con aspecto de campanilla se refleja en el pelo, en la cara y en el cuello. El amarillo del pelo parece que trasmite el color a la cara y a la planta.
Es una técnica que Iñaki utiliza en muchos dibujos y es bastante
reconocible. El no busca reflejar fielmente la realidad, sino transmitir una
imagen creada en un momento de inspiración.
Las
flores hacen pensar en el campo, y el hecho de aguantarlos con los labios indica que el niño está relajado y, tal vez, pensando en sus cosas.
“Por
fin, llegó el verano y puedo pasar todo el día en el bosque. Voy a atar a la
Blanquilla y los cabritillos se quedarán sueltos, no se irán lejos de su mamá.
Qué graciosos son, Blancanieves y Manchitas, les gusta brincar y jugar todo el día.
Han crecido mucho los últimos meses, su lana es brillante y muy suave, son más
blanditos que los juguetes de peluche. Y sus ojos marrones son muy grandes. Me
encanta acariciarles, rascarles detrás de las orejas y abrazarles. Sus morritos
siempre buscan la comida y cuando se acercan a mi cara hacen muchas cosquillas.
Ya
está, toca trabajar.
Hoy
hace buen tiempo, así que haré una cabaña, mañana Pablo pasará el
día conmigo y quiero impresionarle.
No
puedo irme demasiado lejos, para que no me sigan los cabritillos.
Voy
a empezar a recoger las ramas secas para la cabaña. Aprovecharé este tronco caído
en la última tormenta es bastante gordo, la cabaña quedará muy bien.”
Natalia
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