Juan
Esta caricatura ha sido creada con colores suaves, donde el azul y el verde adquieren un protagonismo especial. Las líneas, curvas y rectas se entrelazan como los hilos de un sueño.
La figura representada parece envuelta en un
halo verde-anaranjado. Sus ojos transmiten tristeza, pero no una tristeza
sombría y desesperada, sino una melancolía tranquila, con un atisbo de
esperanza.
“En unas horas, partiré hacia un destino
lejano, a estudiar en otro país. Sé que no será fácil, pero estoy decidido a
perseguir mi sueño. Mi infancia se desvanece aquí…
Aunque mis padres costearán mis estudios y no
tendré que preocuparme por el dinero, también sé que deberé valerme por mí
mismo. Cocinar, planchar, estudiar, organizar mis desplazamientos para no
llegar tarde a la universidad…
Echaré de menos la fideuá de mi madre, la
carne torrada de mi padre y los pinchazos cómplices con mis hermanos.
Dejo atrás los problemas con el matón de la
clase y mi primer amor no confesado. Ella quiere ser veterinaria, y yo,
astronauta. Nuestros caminos divergen, para descubrir la felicidad por separado.
Estoy triste, pero también lleno de ilusión.
De repente, una tormenta sacude las ventanas
con un trueno que retumba y se aleja.
La lluvia cae violentamente, golpeando las
tejas y las ventanas, empapando el suelo. Los relámpagos rasgan la oscuridad,
revelando los árboles que se sacuden bajo el embate del viento. Sus ramas se
doblan y se mecen en un baile frenético y cautivador, en una obediencia
reverencial hacia el viento.
El trueno retumba en mi pecho, y las lágrimas
escapan sin permiso de mis ojos. Nadie me ve, nadie me juzga.
Quizás me aventuré demasiado, quizás no estaré
a la altura. Soy un chico normal, al fin y a cabo y no un superdotado.
Pero esta noche, sé que no dormiré.
La tormenta amaina, y el ruido monótono de las
gotas golpeando la ventana me calma. Me dicen que todo irá bien: “No te
preocupes, Juan. Cada vez que llueva, podrás cerrar los ojos como ahora y
volver a estar en tu habitación, separado de tus padres y tus hermanos solo por
unas paredes, no miles de kilómetros…”
Siento el peso de mis párpados, pero no quiero
dormir. En unas horas, partiremos hacia el aeropuerto, hacia lo desconocido.
Estoy listo."
Natalia.
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