Con una explosión de color, Iñaki representa a
un joven resplandeciente y de nobles rasgos.
En primer plano, se distingue la figura de una
persona encorvada, con el rostro cubierto por una bufanda que ondea tras su
espalda.
La pintura ha sido aplicada con generosidad:
las pinceladas se aprecian con claridad, especialmente en el rostro, el cabello
y el brazo del joven.
Los colores primarios —amarillo, rojo y azul—
invaden el cuadro con fuerza y se expanden en forma de reflejos allí donde no
se les espera.
“No temas, hermano. No tapes tu rostro. No
huyas del pasado. Yo te protegeré y te daré cobijo en mi tierra, la tierra de
paz.”
Natalia.
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