Entradas

Mostrando entradas de julio, 2025

Descanso en el lago

Imagen
Con sus tonos suaves y una armonía implícita, este cuadro nos transporta a una historia sobre la búsqueda de la paz interior a orillas del lago Atitlán. Los colores cálidos que envuelven a las figuras acompañan el movimiento de los protagonistas, mientras que los tonos fríos se reservan para el fondo, generando contraste y una sutil sensación de profundidad. Las líneas rojas y marrones refuerzan las siluetas, haciendo que los personajes destaquen entre el color difuso. Podemos observar a dos amigos practicando ejercicios que evocan asanas de yoga. La escena transmite la impresión de que el espacio y el tiempo se han detenido en una paz absoluta. Natalia.

Los enamorados bajo la sombra de un árbol

Imagen
  En este dibujo abstracto, los detalles se desvelan solo ante la mirada paciente del espectador, quien descubre, casi con asombro, cómo lo cotidiano se transforma en símbolo. La copa del árbol, que parece expandir su sombra en forma de luz, adquiere un carácter casi metafísico, como si irradiara energía en lugar de ocultarla. La sombra amarilla y el cielo teñido de un rojo intenso evocan una atmósfera onírica, cargada de tensión emocional. El mundo de Iñaki se revela aquí profundamente personal, un espacio donde lo real se disuelve en líneas dinámicas y colores vibrantes. Natalia.

El susurro

Imagen
De una maraña de líneas curvas y angulosas emerge la imagen de una pareja atrapada en un intercambio íntimo. La combinación de amarillos, rojos y grises transmite tensión emocional, oscilando entre complicidad y desconfianza. El fondo, abigarrado y casi caótico, refuerza el clima de misterio, como si la escena ocurriera en un espacio mental más que físico. Ella, inclinada hacia él, susurra con la mirada esquiva, consciente de ser observada. Los dientes, dibujados con marcada expresividad y cierta brusquedad, generan ambigüedad: ¿están conspirando, murmurando críticas o simplemente protegiéndose de miradas indiscretas? “Susurro” es un dibujo enigmático que desafía al espectador, invitándolo a descifrar la verdadera naturaleza del secreto compartido. Natalia.

Miedo. Serie "Emociones".

Imagen
Cuatro rotuladores y unos minutos han sido suficientes para plasmar esta expresiva imagen sobre el papel. Los ojos, con contornos que simulan llamas, y la boca de dientes apretados no dejan lugar a dudas: el miedo se transmite de forma inequívoca. Los colores rojo y azul del fondo, aplicados con trazos rápidos en zigzag, dividen el dibujo en dos a modo de contraste, revelando la mezcla de dos formas del miedo: rojo codifica la respuesta física y visceral de lucha o huida, mientras que el azul representa el miedo emocional, ligado a la soledad y la incertidumbre. Las caras del protagonista y del observador se refuerzan con segundas líneas, muy propias del estilo de Iñaki, lo que les confiere una estética reconocible y particular. Al contemplar este cuadro, una historia sobre el Rey y el Paje surge sin esfuerzo, dejando que la mente vuele sin límites. Natalia.

Confusión. Serie "Emociones".

Imagen
Iñaki se desenvuelve muy bien con una paleta limitada. Es capaz de sacar el máximo partido a pocos colores, como en este caso. A primera vista, solo se detectan dos, pero un análisis más atento revela que en realidad son cuatro: la pupila es amarilla, la piel es rosada, y el rojo y el verde se utilizan para resaltar ciertos elementos del rostro o del entorno de la persona representada. En el dibujo se aprecian elementos muy característicos, como la forma asimétrica de los ojos, o el contraste entre líneas rectas —cuidadosamente aplicadas— y otras más caóticas y rápidas. En conjunto, el cuadro transmite una especie de confusión o lucha interna: una tensión entre la libertad (o el caos interno, elegido) y el orden impuesto por el medio externo. ¿Cómo resistirse al mundo? ¿Es realmente necesario cambiar? ¿Me gustará mi nuevo “yo”? Natalia.

Con el agua al cuello. Serie "Actitud".

Imagen
  En este expresivo cuadro vemos a un hombre sumergido en el agua. Solo se le distingue la cabeza y la palma de su mano izquierda. La solución cromática es tan inesperada como sorprendente: el cielo lila con reflejos amarillos presagia tormenta, quizás incluso granizo; la mano parece arder por su parte externa, y ese fuego se refleja en el rostro y en el lateral derecho, que podría representar juncos o vegetación. Solo la parte inferior del lienzo, con su intenso, precioso y profundo azul teñido de reflejos negros, aporta frescor y tranquilidad, contrarrestando la sensación de agobio y ansiedad que emana del resto de la obra. El rostro transmite serenidad; incluso se adivina el esbozo de una sonrisa tímida. Así, el conjunto parece decirnos: “Tranquilos, el mundo arde… pero, aún con el agua al cuello, estoy bien. Natalia

Chillout, bro

Imagen
 “Chillout, bro” no es solo una frase: es la señal de que por fin llegaron esas vacaciones bien merecidas. Tranquilo, mi hermano, que te esperan semanas de descanso del bueno: sol, música, buen ambiente… y yo, que voy a estar aquí pa’ mostrarte la isla, contarte sus secretos y ayudarte a meterte de lleno en la vida sencilla y sabrosa de la gente de por acá. Olvida todo lo que creías saber y déjate llevar. Descubre la bebida perfecta —sí, ese chocolate caliente que aquí sabe distinto— y platos riquísimos con nombres que te van a sacar una sonrisa. Deja que el día a día te abrace como una buena película donde tú eres el protagonista. Que el ritmo mueva tus pasos, que la alegría se te meta en el cuerpo y no te suelte más. Todo va a estar chévere, compay. Natalia.

Vamos, bicho.

Imagen
 Hoy es uno de esos días en los que me siento observado. ¿Por qué me mira así la gente? ¿Tengo monos en la cara, o qué? Paso las palmas de las manos por mi cara, con la esperanza de quitarme el cansancio y… oh, Dios mío, ¿¡qué es eso!? ¡Hay algo en mi mejilla que está a punto de llegar al ojo! Lo tiro al suelo con un manotazo, y estoy a punto de aplastarlo con mi zapato viejo y medio deshecho. Pero entonces veo dos ojitos saltones mirándome con súplica. Su cuerpo tiembla. Decido perdonar la vida a esta extraña criatura y me giro para seguir mi camino. Justo cuando me alejo, escucho un sonido tenue a mis espaldas… casi como si rogara que la lleve conmigo. Quizás el trayecto en tren me ayude a descubrir quién —o qué— es. Ya suena el silbato. Vamos, bicho, ¡nos toca correr si no queremos llegar tarde al trabajo! Natalia.