Este dibujo llama la atención por el uso de los materiales poco habituales, como rotuladores y, a lo sumo, cinco colores: un amarillo, dos tonalidades de rosa, el gris y el negro. Tampoco se hace uso del bolígrafo o lápices, posiblemente porque no los tenía al alcance de la mano.
También es llamativa la forma de colorear el dibujo. Normalmente, Iñaki colorea con mucho cuidado, trazando línea tras línea, buscando el efecto deseado, a veces uniforme y otras veces sobrepuesto.
Aquí se intuye una intención de acabar cuanto antes, de volcar sobre el papel lo que se lleva dentro. Se dibuja un gesto de esconder, tapando la boca y la cara, posiblemente sofocando un grito desesperado de dolor. Las línea son mayoritariamente rectas, incluso, donde se constata el deseo de mostrar las curvas, por ejemplo en las cejas y los dedos. Éstas se aplican en zigzag y, en otras ocasiones, una por una, como en los ojos o la lengua, buscando atraer la mirada del observador hacia estos elementos.
No se percibe el propósito de encontrar reflejos precisos de luz; más bien se busca el contraste entre el blanco y el color.
Como curiosidad, se puede mencionar que la firma se encuentra escondida en el pelo del hombre retratado.
Y como toque final, Iñaki deja aquí y allá elementos en negro: puntos o líneas discretas para concluir su obra.
Natalia.
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