Entre las obras de Iñaki, las que más destacan son las caricaturas, hay cientos y cientos de ellas. Si tendríamos que buscar solo un calificativo, diría que son de una imaginación desbordante. Son muy diferentes, aunque se usan algunos elementos decorativos comunes, lo que permite agruparlos en series. Las hay que reflejan solo caras, otros torsos o cuerpos enteros, parados o en movimiento. Normalmente se usa solo el lápiz, algunas veces el lápiz se alterna con un rotulador o bolígrafo. Algunas caricaturas se ejecutan con unas pocas líneas, como, por ejemplo, las primeras dos: Jaime y Lisa, para las que han bastado 13 trazos en total. Otras, sin embargo, son más complejas, pero se han elaborado en pocos minutos, parece que el autor tenía muy claro lo que iba a plasmar sobre el papel. En muy pocas de ellas se observan borrones, estos son vestigios de las pruebas realizadas en cuanto a las formas, no son vacilaciones, ni cambio de idea. Cada una es resultado de una profunda reflex